Las largas colas de Zara han evitado alguna que otra vez que me llevara aquellos pantalones tan horribles o esa camiseta tan... ¿Cuantas veces hemos cambiado de opinion mientras esperabamos en la cola de la caja?.
Yo que soy la reina de la indecisión, este mundo de las colas en las tiendas, es un SI y NO continuo, muchas veces al final lo acabo dejando. Porque ese espacio da tiempo a mi conciencia para soltarme su alegato sobre el consumismo y no se que más. Total, que o te cobran rápido, o al final se queda al lado de la caja
pues si, yo lo he cambiado en mas de una ocasón de opinión. Pero no solo eso, si no que simplemente por el hecho de acercarme y ver una cola enorme, me piro sin más.
Me pasó el sábado. Cola para el probador, acabé probándome la falda encima de mi pantalón. Cola para pagar, la hice, quería esa falda y ninguna otra más. También pensé irme sin pagar, pero el pitido de unos que pensaron lo mismo que yo y el chico de seguridad corriendo detrás de ellos, acabaron por convencerme que debía quedarme en la cola las horas que hicieran falta y pagar los 19,95 euros. Sudé tanto que me libré de la sauna, al menos para una semanita.
5 comentarios:
Yo que soy la reina de la indecisión, este mundo de las colas en las tiendas, es un SI y NO continuo, muchas veces al final lo acabo dejando. Porque ese espacio da tiempo a mi conciencia para soltarme su alegato sobre el consumismo y no se que más. Total, que o te cobran rápido, o al final se queda al lado de la caja
al leer el titulo del texto pensé que iba a tratar de nacho vidal...
O de John Holmes. No olvidemos a los clásicos, por favor.
pues si, yo lo he cambiado en mas de una ocasón de opinión. Pero no solo eso, si no que simplemente por el hecho de acercarme y ver una cola enorme, me piro sin más.
Me pasó el sábado. Cola para el probador, acabé probándome la falda encima de mi pantalón. Cola para pagar, la hice, quería esa falda y ninguna otra más. También pensé irme sin pagar, pero el pitido de unos que pensaron lo mismo que yo y el chico de seguridad corriendo detrás de ellos, acabaron por convencerme que debía quedarme en la cola las horas que hicieran falta y pagar los 19,95 euros. Sudé tanto que me libré de la sauna, al menos para una semanita.
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